Con la anunciada supresión de la deducción fiscal a la vivienda habitual el Gobierno pretende aliviar el stock de promotores y bancos, obligando a los demandantes con ingresos de más de 24.000 euros a comprar cuanto antes. Este “efecto llamada” tiene, sin embargo, dos vertientes negativas. La primera, una subida fiscal evidente, que se ha cifrado en más de 250 millones de euros al año. La segunda, desinflará las rebajas inmobiliarias entre 8 y 12 puntos hasta 2011, y podría diluir los descuentos esperados hasta 2011.
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